Índice de Contenidos

Recientemente he asistido a la presentación del libro recomendado Archivo Agonía, la primera novela de Marina Azahua, publicada por Sexto Piso.

El título ya era una advertencia: Archivo Agonía, la primera novela de Marina Azahua, publicada por Sexto Piso. Sabíamos a lo que veníamos, sí. Sabíamos que el duelo sería protagonista. Pero no imaginábamos lo mucho que iba a tocarnos.

El evento fue íntimo, cálido, pero con una densidad emocional que se podía cortar en el aire. Marina no solo presentó su novela, nos invitó a mirar de frente eso de lo que muchas veces queremos huir: lo que queda cuando alguien se va.

Objetos. Papeles. Fotos. Cartas. Fragmentos. Todo eso que conforma un archivo personal y familiar que se convierte, sin querer, en un mapa emocional.

¿Qué hacemos con las cosas de quienes ya no están?

Esa fue la pregunta que se coló y se quedó resonando. ¿Guardamos? ¿Donamos? ¿Tiramos? ¿Cómo se decide qué conservar y qué soltar?

La autora nos habló con una honestidad que conmovía. No habló de su libro como un refugio o una guía, sino como una experiencia. Una que puede doler. Una que puede hacer llorar. Nos lo dijo sin rodeos: “Este libro puede hacerte llorar”. Y ahí entendí que no era solo una historia, era un espejo para quien haya amado y perdido.

La novela cuenta el recorrido de R., un personaje que se enfrenta al archivo de Edith, su amada fallecida. Entre sus objetos, aparecen los “canarios”, cuadernos donde Edith registraba pequeñas agonías: un monje que se inmola, una niña bajo los escombros, un salto al vacío en el metro. Imágenes de muerte, sí, pero también de transición, de umbral.

Y así, cada canario se convierte en una especie de oráculo. Un canto anticipado al final, un intento por comprender el momento en que algo —o alguien— se apaga.

Yo salí removida. Quiero leer el libro, pero también sé que ahora mismo, en medio de mi ansiedad, no es el mejor momento para transitar por estas páginas. Porque Archivo Agonía no es una lectura ligera. Es una sacudida emocional. Un recordatorio de que el duelo es parte de vivir, y que aprender a mirar lo que duele también es una forma de amar.

Aun así, escuchar a Marina hablar me dio una claridad que no esperaba. Me recordó que no hay una forma correcta de atravesar la pérdida, y que cada quien ordena su archivo como puede.

Y tú, ¿Qué haces con las cosas de quienes ya no están? ¿Guardas? ¿Sueltas?

📸 Desde Instagram:

Categorizado en: